miércoles, noviembre 14, 2007

Cadáver exquisito I (Karin y Caro)

Cuando pensaste que la vida era la muerte, y después de la muerte no había más nada, volviste a soñar con nubes de algodón de verano...

Ufff y que verano lleno de momentos que aún están guardados en aquel cajón que nunca se cierra llamado memoria. Memoria de tus besos bajo el agua y sobre la arena...

Kilómetros y kolómetros eternos e infinitos. Pero el tiempo pasó y no te dejaste atrapar por él. Tampoco por el cemento, ni por el calor, sólo su calor, ese que tanto soñaste...

Y que hoy hacen que al mirar mi alma se refleje tambièn la tuya, al idual que en aquel verano cuando mi alma se estaba recomponiendo gracias a tus ojos oscuros y tu sonrisa mágica...

Y por primera vez me sumergí en tus pupilas y tú tan ahí siempre sonriendo. Fue entonces que Santiago me pareció la ciudad más bonita del mundo...

Quién iba a decir que nos encontraríamos otra vez después de tantos años. Después de que el amor dejó de ser un invitado conciente en nuestras vidas y se transformó en un personaje que hoy sólo nos trae melancolía.

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