lunes, septiembre 25, 2006

el apagón!

Ayer fue uno de esos días en que no paras ni un segundo. Una llamado me despertó como a las 8 de la mañana. Era mi hermana que llamaba desde la clínica xq mi sobrino se había caído de la cuna de cabeza. Mala opción despertarse así.
Cuando comprobamos que al Koala no le había pasado nada retomé mi sueño. Me volví a despertar como las 11 y comencé a leer. Era Baudelaire, un viejo francés que quizás leyéndolo con un poco más de calma puedes enteder la pelá de cables que se pega. La idea no era entender, era leer contra el tiempo.
Me duché tarde. Ya no recuerdo la hora, sólo sé que mi dulce madre empezó a decir que me metiera a la ducha antes de que llegara mi papá. No sé xq tiene esa fijación por la limpieza tan extrema, si total mi papá nunca llegó. Es decir, llegó, pero muy tarde, justo pa darme plata y salir al cine.
Esperé toda la tarde una llamada que no llegó. Trabajé a conciencia muchas horas junto a Bernardita, mi compañera de interpretativo. La verdad es que juntas hicimos un buen trabajo, tanto así que como la llamada esperada nunca llegó me fui al cine.
La película no tenia mucha espectativa, pero entramos igual. Debo reconocer que me senti totalmente identificada. No sólo por la historia principal, una historia de amor con diferencia de edad, mi amor platónico jajaja sino xq el protagonista era judío y tenia una mamá muy, pero muy parecida a la mia.
Despues del cine, a eso de las 2.30 de la mañana nos fuimos al burger, la aventura recien empezaba. Una mierda de aventira, pero aventura al fin y al cabo.
Compramos Wopper, y justo cuando me estaban pasando el mio... se cortó la LUZ! cerraron las puertas del local con cadenas, nadie podia salir. Unos curados acosaban a las cajeras y los guardias nos miraban con cara de "le deseo". La fran apuraba con la mirada a la parcimoniosa Karin que disfrutaba su wopper. Se nota que tenia hambre la lola.
Bueno el apagón nos aseguró más de algun susto. Un flaite deseandonos, la karin disfrutando su wopper y yo mirando pa la carnicería. Nunca me pasaron lo mio. Me devolvieron la plata!

martes, septiembre 19, 2006

The Yein!

Todo comenzó el jueves 7 de septiembre. Una inusual compañía tocó mi timbre a eso de las 17.45 de la tarde. Era mi amiga Karin. Una de esas amigas que en la vida pasas distintas etapas, treguas, peleas, etc, pero que igual con el tiempo vuelves a fundir lazos duraderos.
Ese día me había comprado el The clinic y riéndonos de buena gana con los tradicionales "sabía usted..." encontramos una publicidad de la Yein fonda.
La karin me dijo "yo fui hace 2 años y es muy buena"- yo de inmediato me entusisamé y con mi obseción de siempre empecé a hincharla para que fueramos, esta vez juntas.
Empezamos a llamar a los amigos, esos que siempre están, pero cada vez que quieres organizar algo con más tiempo siempre echan el poto pa las moras y te dan argumentos inválidos pa no acompañarte a un carrete memorable. Obvio que después se arrepienten.
Bueno, pero pa no aburrirlos más sigo con la historia. El tiempo pasó rápido, ya habíamos organizado gran parte de las entradas, y las personas que nos acompañarían eran las más "adecuadas" para el vituperio. Los demás como siempre dieron argumentos malos... "la huea mala" como diría alguien por ahí.
Sacamos entradas para el 18! nos preparamos en la casa de la Fran, con una previa dignas de "niñitas bien" nos arreglamos, es decir, nos echamos una manito de gato y salimos en busca del vituperio esperado.
Nos trasladamos en metro. recorrimos todo Santiago, caminamos por toda la Quinta normal, un poquito chambriadas, hay que reconocerlo.
Entramos a la fonda a las 22.23 minutos. Parece que íbamos con suerte, pues a pesar de estar lleno a esa hora encontramos mesa al tiro, tomamos un tradicional borgoña y empezamos la charla de "centro de madres". Con cueca de fondo, huasos muy cuicos y el Liguria como auspiciador comenzaban a tocar LOS TRES. La masa se empezó a agolpar cerca del escenario. Al son de canciones memorables, la masa amorfa transpiraba energética. Cantaba desaforada, las luces entuciasmaba a los más pajeros que a esa hora bostezaban en las mesas y descansaban las patitas pa otro pie de cueca.
Un Tommy rey más melancólico que sandunguero hacian tocar las trompetas de sus músicos pa que las personas que habian descansado hacía unos minutos tras la rutina de Daniel Vilches volviera a encender los turbos de los zapatos y comenzaran a mover el esqueleto con el tradicional "tite" y la "parabólica".
La yein es un carrete completo. Da lo mismo si es cara, lejos y seudo selectiva. Da lo mismo si va "gente bien" o no.
Es la raja compartir con gente diversa, ver a muchos celebrando algo en común. Bailando cueca aunque nunca en tu vida lo hayas hecho. Embriagándose con fruta y vino chileno y obvio que es siempre es bueno compartir con personas que cada cierto tiempo vuelven a ti para reencontrarse con buenos momentos, como el de anoche.

lunes, septiembre 11, 2006

Un Sábado!

Hace varios días que andaba con ganas de escribir. La inspiración llegó el sábado en la tarde. Estaba sola mostrando la casa en la Dehesa y comencé a escribir. Fue tanta la inspiración que no me di cuenta cómo avanzó el tiempo y cuando ya era hora de partir, tenía 5 páginas escritas.
Antes de arreglar mis cosas y comenzar la caminata eterna, pero tranquila que me pego todos los sábados y domingos, leí lo que había escrito, para mi sorpresa era algo coherente, con sentido, pero básico para la cantidad de cosas que yo tenía acumuladas en la memoria.
Cerré el cuaderno y puse el minicd. Comencé la caminata con la música que me transportó a algunos pasajes de la memoria que había olvidado.
Las calles estaban ahí, esperando que yo pasara pensando en llegar a mi casa, prender el pc y continuar con las palabras básicas que había escrito hacía algunos minutos. Pero no fue así. La música, es verdad, me transportó a imágenes de mis recuerdos olvidados, pero también me recordó algunas cosas que yacían en el interior de mi alma. Ahí muy subterraneamente, me di cuenta de cosas que no tenía registrada.
Llegué por fin a mi casa. Estaba angustiada, aquellas palabras no fueron una terapia como antaño, sino que una aproximación a la despedida. Una despedida que tengo preparada hace mses, pero que no quiero ejecutar. Quizás por temor, la verdad no lo sé, quizás por soledad. Talvez por inmadurez.
El sábado fue sin duda un día de reencuentros, pero con reencuentros conmigo misma. Con lo que soy, lo que temo y lo que quiero.
Con mis deseos, con mis pasos y con mis miradas. Fue un día de reencuentros y de encuentros con amigos, con grupos diversos y otros más acotados. Y es que cuando uno pasa tanto tiempo sola durante el día, las aglommeraciones se hacen incómodas. Disfrutas más sentada en un sillón, que como puse hace algun tiempo, tomando Redbull y bailando música eletrónica.
La vida pasa y pasan también los recuerdos. los temores crecen, pues tu tambien creces... todo cambia y es tiempo de asumir eso.