Palabras irresolutas

Es difícil explicar lo que se siente en esta época del año. Millones de personas corriendo desaforadas en busca del regalo esperado... el consumismo se consume como el aire acondicionado de los molls. Los viejos pascueros se sacan fotos sonrientes con niños ajenos, niños que no volverán a ver porque posiblemente el próximo año el trabajo temporal también se habrá consumido.
Entre tanto corre-corre es difícil explicar lo que siento. Miro las millones de luces que iluminan Padre Hurtado y Kennedy... luces que se transforman en un destello. Destello de esperanzas de deseos y de sueños, algunos de los cuales los sigo manteniendo desde que tengo uso de razón.
Es difícil explicar la razón para decir que este año fue como las pelotas... muchas cosas pasaron por mi vida, muchas de ellas aún no las decanto como debo... algunas se mantienen atascadas en la garganta sin poder salir, desesperadas y angustiadas porque yo no les permito expresarse.

Muchas pérdidas, vacios y palabras inconclusas... relaciones irresolutas como me dijo alguien por ahí. Canciones nuevas, algunas antiguas... nuevos amores y algunos platónicos. La universidad no fue ese lugar que antes que gustaba estar todo el tiempo, este año se convirtió en algo lúgubre oscuro, frio y sin compañía. Muchas veces me sentí sola, otras muy acompañada por personas que nunca me imaginé. Escribí más, pero estudié menos, las palabras se gastaron entre tanto reportaje de interpretativo, informativo y radio. Fue un año interminable, con muchas cosas que aún no terminan, otras que están por comenzar...

Fue un año extraño el 2006, uno de aquellos que lo único que quieres es que sean luego las 12 del 31 de diciembre para poner fin a este túnel tan largo. Fue un año extraño, fue de reencuentros, de desencuentros, de reconciliaciones, peleas, partidas rumores y palabras sin ningún sentido. Fue un año extraño el 2006 y yo me siento más extraña aún, porque por fin logré escribir algo más o menos coherente después de mucho tiempo.